En la escuela de música lo hacemos de forma vivencial, práctica, divertida, amena y adecuada para cada edad del niño, con objetivos a alcanzar para cada nivel.
La música está presente en el área cognitiva, sensorial, motriz, emocional, comunicativa y del lenguaje, y en la creativa. Todos los niños son intrínsecamente musicales, siempre que se desarrollen sus capacidades.
La iniciación del niño en el mundo de la voz tiene como factor de aprendizaje la expresión musical con el mismo cuerpo, con canciones tradicionales y populares.
Conociendo los métodos de los grandes pedagogos del siglo XX como Kodaly, Dalcroze, Willems y Orff, introducimos al niño en el mundo sonoro, trabajando la música desde diferentes perspectivas, con las que el alumno desarrolla su creatividad musical con las herramientas que les ponemos a su alcance.
Las clases son muy vivenciales, donde el niño descubre la música haciendo música, cantando, haciendo ritmos, leyendo una partitura y haciendo ritmos. La educación del ritmo la trabajamos desde diferentes planteamientos: educando el sentido del ritmo y educando el cuerpo y el movimiento para poderlos expresar.
Iniciamos al alumno con el instrumento de manera lúdica y atractiva, para que el niño descubra cuál es el instrumento que más le gusta y muestre más aptitudes con él. Es muy importante escoger bien el instrumento desde el principio.
El alumno estudia directamente sobre el instrumento, el teclado en el caso del piano, potenciando su desarrollo sensorial y motriz, así como la enseñanza de los principios para una técnica natural. De esta manera, el niño descubre el mundo musical a través del instrumento, dejando libre su creatividad.
